Si hay una competición en la que la NASA ha sabido convertirse en campeona indiscutible, esa es la de la imagen pública. Constituida en 1958 por mandato del entonces presidente de Estados Unidos Dwight Eisenhower, y tomando de este modo el relevo del NACA (National Advisory Committee for Aeronautics) que operaba desde 1915, su popularidad empezó a crecer como la espuma muy poco después, como consecuencia del inicio de la carrera espacial hacia la Luna, especialmente a partir del histórico «We choose to go to the Moon in this decade and do the other things, not because they are easy, but because they are hard«, pronunciado por J. F. Kennedy el 12 de septiembre de 1962.
Aunque por distintas razones desde entonces hasta ahora, la NASA siempre ha contado con una buena imagen pública. En sus primeros tiempos, durante la competición espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, resultaba clave para la agencia contar con la aprobación general de los estadounidenses, ya que la inversión pública llevada a cabo fue más que considerable, al punto de que se ha llegado a cifrar en alrededor del 2,5% del PIB del país en aquellos tiempos.
Aunque el interés por las misiones a la Luna cayó a plomo una vez alcanzado nuestro satélite con la misión Apolo XI, la NASA se labró una excelente imagen en gran parte de la sociedad occidental (¿cuántos niños nacidos en los sesenta, los setenta y los ochenta soñaron, en su momento, con ser astronautas de la NASA?), y aunque su presupuesto hoy en día no tiene nada que ver con lo que llegó a alcanzar en la década de los sesenta del siglo pasado, sus gestores son muy conscientes de que su imagen sigue siendo uno de sus grandes valores… y, por lo tanto, también un elemento clave a la hora de obtener financiación para sus proyectos.
Como decía antes, quien más y quien menos, prácticamente todos hemos soñado en alguna ocasión con salir de nuestro planeta y, aunque hacerlo físicamente es extremo complicado, la agencia espacial estadounidense ya nos ha proporcionado, en el pasado, algunas oportunidades para que nuestro nombre saliera de nuestro planeta. Y tanto si ya aprovechaste alguna de las oportunidades anteriores como si todavía no lo has hecho, se vuelve a abrir una oportunidad, y es que la NASA te permite enviar tu nombre a la superficie de la Luna, a la que llegará a bordo del rover VIPER ( Volatiles Investigating Polar Exploration Rover), que forma parte del programa Artemis.
La misión de este rover será clave en el desarrollo de los futuros planes de colonización de la Luna, puesto que se dedicará a investigar los recursos hídricos de nuestro satélite. Su lanzamiento, operado por Astrobotic Technologies con su Griffin Mission One, está previsto para finales de este mismo año, pero el plazo para que tu nombre se encuentre a bordo del mismo finaliza bastante antes, concretamente el 15 de marzo, así que si quieres que tu nombre esté presente en la exploración del Polo Sur lunar, no lo dejes para mañana. Puedes apuntarte en este enlace.