La seguridad es primordial, por supuesto, pero también lo es la técnica. Al igual que con las motocicletas, las motos de nieve exigen que el conductor adopte una determinada postura, y cuestiones como la postura pueden marcar la diferencia entre un viaje cómodo y uno que nunca volverá a ocurrir. La clave es girar lenta y constantemente, inclinándose hacia ellos y aplicando el freno con cuidado en consecuencia.
Estar de pie y montar en bicicleta puede parecer incómodo, pero incluso los senderos muy transitados seguramente serán irregulares y difíciles en algunos lugares. Adoptar esa postura ayudará a amortiguar el impacto de una mala racha. El asiento, por su parte, tenderá a resultar más natural durante períodos más prolongados del viaje. En cualquier caso, debes asegurarte de que tus pies estén sobre los estribos, al igual que los de tu pasajero, si los tienes. Las condiciones del terreno y la nieve pueden ser difíciles de navegar, y acumular nieve para crear una especie de plataforma para una moto de nieve atrapada realmente puede sacarte de problemas. Al mismo tiempo, si bien el impulso es clave para estos vehículos, tenga cuidado si necesita desmontar para despegar su moto de nieve. Nunca lo hagas desde un ángulo en el que pueda golpearte o caerte encima.
En última instancia, conducir una moto de nieve puede ser una verdadera emoción, pero siempre es la seguridad lo primero y lo más importante. Preste atención al estado, el terreno y los consejos de su guía, y su confianza en estos vehículos únicos (Quizás no sea tan exclusivo como la máquina Snowdog.) seguramente crecerá.