Si bien el Modelo T revolucionó los viajes para los estadounidenses, operarlo resultaba engorroso debido a su transmisión. El coche de Ford tenía tres pedales: uno para dos marchas adelante y punto muerto, uno para marcha atrás y otro para freno. Esta disposición requería que el conductor realizara movimientos complejos y simultáneos que involucraban el acelerador, el freno de mano y múltiples pedales solo para salirse de la línea. El Dodge 30-35 venía con una caja de cambios más moderna que ofrecía tres velocidades, brindando una experiencia de conducción mucho más sencilla.
Otra ventaja que tenía el primer Dodge sobre otros modelos de la época era un bastidor compuesto íntegramente de acero, una novedad en el mercado americano. Otros coches de la época estaban hechos de paneles de acero montados sobre marcos de madera, mucho menos resistentes.
En cuanto a prestaciones, el Dodge 30-35 venía equipado con un motor de 4 cilindros capaz de generar 35 caballos de fuerza. Si bien esto puede parecer insignificante, su rival, el Modelo T, sólo ofrecía 20 caballos de fuerza, y el Dodge 30-35 podía alcanzar una velocidad máxima de 60 mph, 15 mph más rápido que el Modelo T.