El ‘smartphone‘ se ha convertido en un dispositivo indispensable para muchos usuarios. A día de hoy, es igual ordenador que cámara de fotos o servicio de mensajería. Y es muy útil y facilita mucho la vida del usuario. Sin embargo, si no se anda con cuidado, también puede ser un foco de problemas. Especialmente para los más pequeños. Porque la vida es más, mucho más, de lo que ocurre detrás de una pantalla. Y porque no todo lo que esta oculta es necesariamente bueno o positivo para su crecimiento.
Bill Gates, padre de Windows y cofundador y exejecutivo de Microsoft reconvertido en filántropo, lo sabe. Por eso, marcó límites muy claros con las pantallas en el momento en el que sus hijos comenzaron a crecer. «Siempre estamos buscando la forma en la que se pueden utilizar mejor -para hacer los deberes o para estar en contacto con amigos- pero también cuándo se usan en exceso», afirma el informático en declaraciones para el medio británico ‘The Mirror‘.
En el caso de Gates, sus hijos no pudieron tener acceso a su propio teléfono móvil hasta que cumplieron los 14 años. Edad que, de acuerdo con el creador de Windows, sigue siendo la idónea a día de hoy. Al menos, desde su punto de vista. «No tenemos teléfonos móviles en la mesa cuando comemos, y no les dimos teléfonos móviles a nuestros hijos hasta los 14 años y se quejaban de que otros niños los tenían desde antes», señaló el filántropo.
Sin embargo, el acceso a pantallas por parte de los menores no deja de descender. De acuerdo con los estudios más recientes, la edad media a la que los niños reciben su primer móvil en España se mueve entre los 10 y los 11 años. Una iniciativa popular, surgida en Cataluña a finales del año pasado, y que acabó calando en todo el país, solicita retrasar la edad de acceso hasta los 16 años.
