Quienes se oponen a esta noción podrían considerar que la productividad se mide principalmente por el tiempo: tantos minutos equivalen a tanta productividad. Y eso podría ser cierto para la fabricación en cadena de montaje, por ejemplo; La semana laboral de cuatro días no es para todas las empresas.
Para muchos otros empleos en los que lo que se está creando es propiedad intelectual, ideas, planes estratégicos, ventas, marketing y software, por ejemplo, la agudeza intelectual es el ingrediente esencial, y el agotamiento es un desafío muy real en esos roles. Para estar alerta es necesario estar bien descansado de cuerpo y mente. Una semana laboral de cuatro días bien podría aumentar la productividad en ese tipo de entorno.
Incluso antes de la pandemia, algunas empresas habían comenzado a relajarse. Los viernes informales se convirtieron en viernes de trabajo desde casa, por ejemplo. Pasar a trabajar cuatro días a la semana parece una progresión natural en ese escenario.