Este año, un tema fundamental de la agenda para los líderes empresariales es la consolidación estratégica de sistemas y pilas de tecnología. ¿La fuerza impulsora detrás de este movimiento? Una búsqueda para optimizar las operaciones, reducir significativamente los costos y mitigar los riesgos. En el centro de esta estrategia transformadora se encuentra el desafío de abordar y minimizar la deuda técnica asociada con los sistemas heredados.
La deuda técnica es un problema multifacético, que surge de factores que incluyen la falta crónica de financiación de esa infraestructura, una ampliación de las discrepancias entre las necesidades de los usuarios y las soluciones tecnológicas existentes, y un agotamiento del conocimiento crítico de los sistemas a medida que los arquitectos detrás de estos sistemas se jubilan o dejan de existir. Las anécdotas abundan Cobol los programadores son atraídos a salir de la jubilación con ofertas para duplicar con creces sus ganancias, lo que destaca las medidas que las empresas están tomando para cerrar estas brechas.
Estas brechas no sólo hacen que el sistema manejo de mantenimiento y actualiza una tarea desalentadora y costosa, pero también restringe severamente la capacidad de una organización para adaptar o ampliar sus sistemas para abordar los desafíos emergentes. Esta inercia actúa como una barrera importante a la innovación, frenando la agilidad de una organización y su capacidad para evolucionar junto con sus clientes o entrar con éxito en nuevos mercados.
No es sólo el desarrollo de software el que está experimentando estos problemas. También abarca la gestión del sistema y los entornos en los que se ejecutan; una encuesta realizada a 500 empresas del Reino Unido reveló que casi todas tienen escasez de talento en tecnología.
La escasez de expertos en datos está obstaculizando los esfuerzos por obtener el máximo valor de los datos desde dentro y fuera de una empresa, una necesidad creciente entre las empresas a medida que avanzamos hacia la era de la IA, donde datos es un activo primordial. Incluso para las empresas que no están al borde de un despliegue importante de IA, la necesidad de un acceso rápido a datos confiables para operaciones críticas, toma de decisiones y creación de experiencias personalizadas para los clientes es primordial.
Director general, InterSystems Reino Unido e Irlanda.
Un imperativo estratégico
Abordar la deuda técnica trasciende el mero mantenimiento operativo; es un imperativo estratégico que exige atención. A medida que las organizaciones evolucionan, los tomadores de decisiones tienen la tarea de realizar un acto de equilibrio crítico: determinar si mantener o revisar su infraestructura tecnológica obsoleta. Este desafío es especialmente pronunciado en sectores como la banca y los servicios financieros, donde cada fusión, adquisición o lanzamiento agrava la complejidad de los sistemas existentes.
En medio de esta complejidad, las tecnologías emergentes como las estructuras de datos, computación en la nube plataformas con funcionalidad autoadaptativa que ofrecen componibilidad funcional sin utilizar código o con poco código, y generativo herramientas de inteligencia artificial para la codificación, presentan oportunidades para innovar. Sin embargo, el rápido ritmo de la evolución tecnológica conlleva el riesgo de acumular inadvertidamente nueva deuda técnica, un riesgo que, si bien es difícil de cuantificar, cobra gran importancia.
Creando un plan para la modernización
El camino hacia la modernización requiere un enfoque holístico que abarque cambios culturales y de procesos, no sólo actualizaciones tecnológicas. El éxito en este esfuerzo, particularmente frente a una brecha de habilidades predominante, requiere centrarse en iniciativas que se alineen con los objetivos comerciales centrales y prometan un sólido retorno de la inversión. Obtener un apoyo generalizado depende de articular claramente los desafíos existentes que la modernización pretende resolver, mostrando posibles ganancias de eficiencia y beneficios finales.
Identificar los casos más urgentes para la modernización implica una evaluación exhaustiva de los sistemas existentes, centrándose en aquellos que obstaculizan significativamente la eficiencia operativa o degradan la experiencia del cliente. En este análisis son fundamentales indicadores clave como el tiempo de inactividad del sistema, los gastos de mantenimiento, los comentarios de los usuarios y la congruencia con los objetivos comerciales actuales.
Los sistemas plagados de inestabilidad, que exigen una supervisión manual excesiva o que son incompatibles con las tecnologías emergentes emergen como los principales candidatos para la modernización. Centrarse en estas áreas de mejora no solo aumenta la eficiencia operativa y la satisfacción del cliente, sino que también garantiza que las inversiones se dirijan a iniciativas con el mayor impacto potencial.
Centrarse en áreas específicas de alto impacto resaltará los primeros logros para una amplia gama de partes interesadas, generando impulso y apoyo para los planes de modernización en curso. Por ejemplo, actualizar una versión obsoleta gestión de relaciones con el cliente (CRM) El sistema podría mejorar directamente experiencias del cliente y ventas, sirviendo como un punto de prueba convincente para la agenda de modernización más amplia.
Disipar las preocupaciones sobre la continuidad del negocio
A menudo se exagera la aprensión entre los altos directivos respecto de la escala de los esfuerzos de modernización y los riesgos potenciales para la continuidad del negocio durante la adopción de tecnologías de vanguardia. Las preocupaciones de que los flujos de datos empresariales críticos puedan verse amenazados están cada vez más desactualizados gracias a los avances en las tecnologías de gestión de datos.
La evolución hacia estrategias de gestión de datos más sofisticadas, como la implementación de estructuras de datos inteligentes, está abordando estos desafíos de frente. Este enfoque es particularmente beneficioso para las organizaciones que buscan un acceso rápido a datos de alta calidad, listos para la IA, que sean confiables, confiables y precisos. Este enfoque arquitectónico sustenta los sistemas modernizados sin necesidad de reemplazo. La estructura reúne los datos para analizarlos según sea necesario, sin una reestructuración disruptiva de la forma en que se almacena la información.
Utilizando un tejido de datos inteligente, las organizaciones pueden continuar extrayendo valor de sus sistemas actuales y, al mismo tiempo, avanzar en su agenda de modernización. Esta estrategia de doble vía garantiza que las organizaciones puedan continuar sus operaciones sin interrupciones y, al mismo tiempo, sienta las bases para un futuro más ágil y basado en datos.
Reducir las vulnerabilidades de ciberseguridad
A medida que la tecnología evoluciona, también lo hacen las tácticas de los ciberdelincuentes, lo que dificulta la protección de los sistemas heredados sin otra capa de seguridad de datos que sea fácil de administrar.
Reducir la deuda técnica en esta área ayudará a las organizaciones a reducir significativamente su perfil de riesgo, proteger datos confidenciales y optimizar el cumplimiento de las regulaciones. Automatizar y optimizar los informes a través de una gestión de datos mejorada es una ganancia importante en eficiencia y cumplimiento, ya que impulsa las relaciones con los reguladores y reduce los costos. Esto es particularmente vital en sectores como las finanzas, la atención médica y el comercio minorista, donde la integridad de la seguridad y la privacidad de los datos es crucial.
Conclusión
En esencia, abordar la deuda técnica mediante la consolidación de pilas de tecnología no se trata sólo de ahorrar costos; es un imperativo estratégico para las empresas que buscan seguir siendo competitivas y ágiles en un panorama en constante cambio. La modernización de las prácticas de gestión de datos permite a las empresas abordar los desafíos asociados con la deuda técnica de manera efectiva, sin la necesidad de interrupciones significativas, allanando el camino para innovaciones más amplias en todos los procesos, productos y servicios.
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