Para aquellos con mucha más experiencia en el ámbito de los automóviles modernos, mirar retrospectivamente una fotografía del Ford Taurus de 1986, o incluso el artículo genuino en persona, puede resultar sorprendentemente decepcionante.
A pesar de todo el revuelo en torno a su estilo único, el vehículo en realidad no se ve tan diferente de un típico automóvil de tamaño mediano en el mundo actual. Sin embargo, esa similitud es en realidad una prueba de la importancia de Tauro. En muchos sentidos, el gigante Ford de 1986 fue el vehículo que popularizó el acabado más elegante, curvilíneo y aerodinámico que muchos automóviles emplean hoy en día.
Si bien Ford emuló e incorporó muchos elementos de diseño de coches clásicos europeos En el desarrollo del Taurus, la compañía también buscó posicionar el automóvil como una especie de revolución sin precedentes. Su revelación tuvo un tema de ciencia ficción, acentuando la estética decididamente alienígena de su exterior redondeado. En un mercado inundado de diseños de automóviles cuadrados, el Taurus era fresco y evocador. Su sensibilidad futurista sólo se vio reforzada en la conciencia pública por su presencia en medios populares como «RoboCop» de 1987.
El diseño audaz y único del Taurus fue una parte sustancial de su popularidad entre las masas. A su vez, esa popularidad consolidó la idea de que el diseño más elegante del automóvil llegó para quedarse. A medida que pasó el tiempo, más y más fabricantes de automóviles alinearían su gama de automóviles con los bordes mínimos del Taurus, hasta que esta filosofía de diseño se convirtió en la base dominante de la industria. Basta decir que, si no fuera por el Taurus, los coches de hoy podrían verse bastante diferentes.