Lejos de ser sólo una vergüenza para los adolescentes, el acné es una parte molesta de la vida de casi todas las personas y, en algunos casos, puede volverse grave. Ahora, los científicos han demostrado una nueva e intrigante forma de combatirlo, mediante la ingeniería de bacterias que viven en la piel para producir proteínas que se encuentran en los medicamentos para el acné.
El acné comienza cuando los folículos pilosos se obstruyen con células muertas de la piel y grasa, y pueden inflamarse, lo que produce los granos, protuberancias y puntos blancos con los que todos estamos familiarizados. Cuando no los apretamos y los reventamos, tratamos la afección con medicamentos que matan las células productoras de aceite o antibióticos que atacan las bacterias de los folículos. Estudios recientes más experimentales incluyen vacunas, probióticos o parches de microagujas que atacan a los insectos responsables.
Pero, ¿y si pudiéramos hacer que esas bacterias trabajaran para nosotros? Para el nuevo estudio, científicos de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) en España investigaron cómo diseñar bacterias que habitan en la piel para producir los ingredientes activos de los medicamentos para el acné. Su objetivo era Cutibacterium acnesla especie de bacteria más común que se encuentra en nuestra piel y que vive en lo profundo de nuestros folículos pilosos.
La sobreproducción de un aceite llamado sebo es un desencadenante común del acné, y muchos medicamentos para el acné, como la isotretinoína, actúan eliminando las células que lo producen. En este caso, el C. acnés fue diseñado para producir una proteína llamada NGAL, que media la isotretinoína natural.
El equipo probó la bacteria editada en cultivos de células de piel humana cultivadas en laboratorio y descubrió que era capaz de producir y secretar NGAL, reduciendo la producción de sebo. En pruebas con ratones, las bacterias también pudieron vivir y trabajar, aunque los efectos sobre el acné no se pueden comprobar de esta manera, ya que la piel de los ratones es muy diferente a la nuestra.
Esta técnica no sólo podría ayudar a eliminar el acné sino también reducir la dependencia de los antibióticos, que cada vez provocan más resistencia en las bacterias. Si bien es necesario trabajar más para prepararlo para las pruebas en humanos, incluso probarlo primero en modelos de piel en 3D, los investigadores dicen que también podría adaptarse para tratar otras afecciones de la piel. El primero en la lista es la dermatitis atópica.
«Hemos desarrollado una plataforma tecnológica que abre la puerta a editar cualquier bacteria para tratar múltiples enfermedades», afirma Marc Güell, investigador principal del estudio. «Ahora estamos centrados en utilizar C. acnés para tratar el acné, pero podemos ofrecer circuitos genéticos para crear microbios inteligentes para aplicaciones relacionadas con la detección de la piel o la modulación inmune.
La investigación fue publicada en la revista. Naturaleza Biotecnología.
Fuente: UPF