El panorama: Los cuásares son los objetos más brillantes que se sabe que existen en el universo y consisten en agujeros negros supermasivos que comen enormes cantidades de materia. Los astrónomos revelaron recientemente que han encontrado un ejemplo particularmente extremo. A pesar de lo brillante y masivo que es, el nuevo cuásar que ostenta récords estaba escondido a plena vista.
Los astrónomos recientemente detectado lo que ahora se considera el objeto más brillante conocido del universo. Este quásar intensamente grande y poderoso resultó sorprendentemente difícil de alcanzar, lo que indica que encontrar más quásares puede requerir un nuevo enfoque.
El objeto, llamado J0529 – 4351, es un agujero negro supermasivo con alrededor de 17 mil millones de veces la masa del Sol y 500 billones de veces más brillante. La inmensa cantidad de luz proviene del disco de acreción de polvo y gas que consume el agujero negro (aproximadamente una masa solar por día). El cuásar está tan lejos que su luz tarda 12 mil millones de años en llegar a la Tierra.
Además, los investigadores dicho En ese primer plano, J0529 – 4351 parecería una célula tormentosa de siete años luz de diámetro, la mitad de la distancia entre el Sol y su vecino más cercano, Alfa Centauri. Las temperaturas dentro de la célula pueden alcanzar los 10.000 grados Celsius, con vientos lo suficientemente rápidos como para circunnavegar la Tierra en un segundo.
Los científicos previamente asumieron que los agujeros negros supermasivos consumieron material durante cientos o miles de años, pero estudios posteriores sugieren que pueden consumir gas y polvo mucho más rápidamente. Una simulación reciente indicado que se podría comer el contenido de su disco de acreción en unos meses mientras nuevo material repone constantemente el disco, por lo que un quásar devorando una masa solar al día no parece descabellado.
Aunque se han descubierto alrededor de un millón de cuásares en las últimas décadas, detectarlos ha resultado un desafío. Encontrar quásares no requiere necesariamente telescopios potentes, sino más bien datos precisos y observación de grandes porciones del cielo. Sin esos datos, los quásares parecen indistinguibles de las estrellas ordinarias.
Se ha propuesto el aprendizaje automático como solución, pero la extrema rareza de los cuásares dificulta que la tecnología los identifique con precisión. Por ejemplo, un espectro de baja resolución de J0529 – 4351 existe en un conjunto de datos públicos desde 2022, pero el aprendizaje automático lo clasificó como una estrella típica, mientras que los astrónomos humanos pudieron identificarlo fácilmente como un cuásar. Su existencia fue confirmada combinando observaciones del Observatorio Siding Spring de Nueva Gales del Sur y el Interferómetro del Very Large Telescope de ESO en Chile.