Cuando piensas en coches clásicos, es posible que te imagines diseños sencillos y resistentes… y metal, mucho metal. En los inicios de la fabricación de automóviles, los salpicaderos se fabricaban de acero o aluminio, algo casi impensable dadas todas las normas de seguridad actuales.
Estos tableros de metal exudaban un encanto industrial crudo en comparación con los tableros de vinilo de plástico blando actuales. En los tableros de metal, se encontraban perillas e interruptores que controlaban las luces, los limpiaparabrisas y la ventilación. Los indicadores analógicos brindaron una sensación más táctil, permitiendo experimentar la esencia del automóvil.
Los fabricantes de automóviles finalmente cambiaron a materiales más blandos, dado que los tableros de metal no combinan bien con los accidentes. ¿Quien lo hubiera pensado? Los tableros de metal también absorben mucho calor durante el verano y se congelan en invierno, por lo que el aislamiento se convirtió en una prioridad en las marcas más nuevas. Además, lidiar con las vibraciones y el ruido de la carretera y del motor hizo que se priorizara la comodidad y el silencio en los automóviles modernos. Si bien los tableros metálicos en los autos clásicos eran comunes, la seguridad, la comodidad y los avances tecnológicos hicieron que se eliminaran gradualmente.