El coche que conducía Miles, concretamente el número de chasis P/1015, estaba equipado con un V8 de NASCAR de 427 pulgadas cúbicas eso fue modificado por Carroll Shelby. Producía la asombrosa cifra de 485 caballos de fuerza y alcanzaba una velocidad máxima de alrededor de 210 mph. Eso es rápido hoy en día y roza lo de otro mundo en 1966. Según Steve Volk, director ejecutivo del Shelby American Museum, el GT40 está acabado en el Arcadian Blue de Ford, un color típicamente reservado para los Mustang. Esto fue a petición de Henry Ford II.
Después de sus carreras en 1966, correría algunas otras veces con diferentes pilotos en 1967. A pesar de la inmensa importancia histórica del automóvil, todavía corre ocasionalmente en eventos Le Mans Classic. Si bien competir con un pedazo de historia parecería como sacar la pintura real de la Mona Lisa del Museo del Louvre en Francia y colgarla en tu oficina, hay algunas maneras de honrar mejor tanto el legado de Ken Miles como el GT40 quemando caucho en la pista de carreras.