PS5 Pro va a contar con una CPU Zen 2 a 3,85 GHz, una frecuencia de trabajo que la coloca solo 385 MHz por encima de PS5, y que equivale a una mejora del 10%. Es un salto muy modesto que no va a marcar una diferencia importante a nivel de rendimiento, y de hecho si se confirma sería menor que el que se produjo con PS4 Pro, una consola incorporaba una CPU a 2,1 GHz, es decir, a 500 MHz más que la CPU de PS4.
Puede que Sony haya decidido optar por un aumento tan limitado de las frecuencias de trabajo para dejar el máximo margen posible a la GPU, de hecho es lo que más sentido tiene ahora mismo, pero una fuente bastante conocida asegura que esto podría estar relacionado también con la retrocompatibilidad a futuro con PS6, una consola que todavía está a unos cuantos años de distancia, pero que en teoría será retrocompatible con PS5 y PS5 Pro.
La explicación es muy sencilla, para que Sony pueda mantener una retrocompatibilidad total con sus futuras generaciones de consolas su CPU y su GPU deben funcionar como mínimo a la misma frecuencia, no pueden trabajar a una velocidad inferior. Si Sony sube la velocidad de la CPU de PS5 Pro por encima de los 4 GHz podría tener problemas para implementar la retrocompatbilidad en PS6, ya que esta consola tendrá, probablemente, una CPU Zen 6 que podría ser incapaz de superar los 4 GHz.
Ese requisito a nivel de retrocompatibilidad es totalmente cierto, así que tiene mucho sentido pensar que Sony ha podido limitar esa subida de frecuencia en la CPU de PS5 Pro para no correr riesgos de cara al futuro lanzamiento de PS6 y reducir, en general, las posibles complicaciones que puedan surgir al implementar la compatibilidad entre esta y los juegos de la generación actual de consolas.
Todavía no tenemos información oficial ni totalmente fiable, pero los rumores y filtraciones sobre PS6 que se han ido produciendo en los últimos meses apuntan a que esta consola volverá a utilizar una APU de AMD, lo que significa que CPU y GPU seguirán estando integradas en el mismo encapsulado, que podría doblar la cantidad de memoria unificada de la generación actual y que estará disponible en dos grandes versiones, una con unidad óptica y otra sin dicha unidad.
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