En todo el mundo se utilizan cuatro tipos de líquido descongelador: tipos I a IV. El tipo I es el más delgado y sólo puede proteger el avión de la nieve y el hielo durante sólo seis a 11 minutos. Si no despegas en ese tiempo deberás volver a aplicarlo para mantener tu avión protegido. Es de color rojo anaranjado, lo que ayuda a los aplicadores a ver en qué partes del avión se aplica.
El tipo II es un líquido descongelante espeso, transparente o de color pajizo que protege los aviones durante 20 a 35 minutos. Esto suele utilizarse en aeropuertos más grandes, donde los aviones tienen tiempos de rodaje más largos antes de partir. Sin embargo, los aviones deben despegar a 100 nudos o más para garantizar que el líquido descongelante caiga del avión. De lo contrario, podría afectar el rendimiento y el manejo del avión.
El tipo III es menos espeso que el tipo II, lo que lo hace útil sólo durante diez a 20 minutos. Sin embargo, sólo requiere una velocidad de despegue de 60 nudos, lo que lo hace ideal para aviones de pasajeros más pequeños que vuelan desde aeropuertos regionales. Este líquido tiene un color amarillo verdoso para que sea más fácil de ver durante la aplicación.
Finalmente, el Tipo IV es la última versión de fluidos descongelantes. Es de color verde esmeralda y aproximadamente tan grueso como el Tipo II, por lo que requiere la misma velocidad de despegue de 100 nudos. Sin embargo, tiene un tiempo de efectividad más largo (entre 35 y 75 minutos), lo que lo hace perfecto para espacios aéreos congestionados como Nueva York, donde los retrasos pueden ser de hasta una hora.
La tecnología de deshielo es sólo una de las muchas formas que hacen que los vuelos aéreos el método de transporte más seguro. Si bien ocasionalmente escuchamos sobre accidentes aéreos mortales y los medios de comunicación hacen de ellos un espectáculo, el hecho de que ocurran tan raramente es la razón por la que siempre son una gran noticia.