Las máquinas no son nada si no cuentan con la tecnología necesaria para funcionar correctamente. Para que ChatGPT responda más o menos bien a cada una de las preguntas que le haces cuando tecleas en la pantalla del ordenador, es necesario que la plataforma haya recibido un entrenamiento previo que le haya permitido digerir todos los datos con los que sus creadores la alimentan con embudo. Lo mismo pasa con la inteligencia artificial (IA) del chatbot Gemini de Google. O con la máquina generadora de imágenes DALL-E. Y, evidentemente, también con Sora , la última proeza de OpenAI, capaz de crear vídeos a partir de un par de imágenes. Sin aprendizaje automático no habría nada de esto. Ninguna de estas máquinas harían lo que hacen. Y sin Nvidia tampoco . Noticias Relacionadas estandar No El Papa es una mujer y los vikingos eran negros: los fallos históricos garrafales de la IA de Google Rodrigo Alonso Los chips de procesamiento gráfico de la empresa estadounidense afincada en Santa Clara son capitales para que todas las grandes plataformas de IA generativa que pululan por la red sean lo suficientemente inteligentes para lanzar resultados buenos o, como mínimo, aceptables. Y esa condición de líder indiscutible en el mercado tiene buena culpa de que la compañía, dirigida por Jen-Hsun Huang, se esté haciendo de oro . Los datos lo dejan claro: Nvidia está capitalizando como nadie el bombazo de la IA. Hace escasas horas, la firma, fundada en 1993 y con mucho peso también en la industria del videojuego, presentó sus resultados del último año fiscal, en donde se puede apreciar un crecimiento monstruoso, del 126% respecto al 2023 . Los ingresos han andado muy cerca de los 61.000 millones de dólares y los beneficios han pasado de los 4.000 a cerca de 30.000 millones. Todo, o prácticamente todo, gracias a la fiebre de la IA. «La computación acelerada y la IA generativa han alcanzado un punto de inflexión. La demanda (de chips) está creciendo en todo el mundo, en empresas, en sectores y en países», afirmó Huang a razón de los números de la empresa. Gracias a los resultados cosechados, Nvidia se ha situado como la sexta empresa con mayor capitalización del mundo. Casi nada. Y esto también se debe, en buena medida, a que no hay ni un solo fabricante en el mercado, al borde de la extenuación debido a la gran demanda de componentes para capacitar a las máquinas, en condiciones de competir . Aunque eso podría cambiar próximamente. Todos quieren chips Nvidia está detrás del 70% de las ventas de chips de IA a nivel global, de acuerdo con un estudio de la firma de análisis Omdia que data de mayo del año pasado. Otras cifras sitúan la horquilla entre el 80 y el 90%. La dependencia de esta firma por parte de todas las empresas que juguetean con la IA se ha vuelto enorme. Porque no hay componentes para todos. «Sin chips nadie va a poder entrenar nada», explicaba recientemente a ABC Inma Martínez Rubio, asesora del Gobierno de España en materia de inteligencia artificial. Las grandes empresas, entre ellas Google, Amazon y Microsoft, ya están dando pasos para acabar con la dependencia de los componentes facturados por Nvidia. El mes pasado, el CEO de Meta, Mark Zuckerberg, anunció que su compañía ha conseguido, aproximadamente, unos 350.000 chips de alta gama de la marca. Estos son los H100 Tensor Core, muy fáciles de utilizar gracias al software del fabricante y que no están siendo comercializados a firmas chinas, todo por orden del Gobierno de Estados Unidos, que no quiere que se utilice tecnología nacional para favorecer los intereses del régimen de Pekín. Mientras que la firma capitaneada por Jen-Hsun Huang vendió 2,5 millones de chips en 2023, en ese periodo de tiempo, Google gastó entre 2.000 y 3.000 millones de dólares en construir alrededor de un millón de sus propios componentes de este tipo, según afirmó Pierre Ferragu, analista de New Street Research, en declaraciones a ‘New York Times« hace escasas semanas. Amazon, por su parte, gastó 200 millones de dólares en 100.000 chips. Billones para la IA general Y Sam Altman tampoco va a perder comba con el negocio, o al menos va a hacer todo lo posible para sacar algo de tajada. El director ejecutivo de OpenAI, la startup detrás de ChatGPT, está buscando billones de euros (sí, billones) de inversores de todo tipo, entre ellos el Gobierno de Arabia Saudí, para poder meterse en el negocio e incrementar la capacidad de producción de chips de IA, según informaba hace un par de semanas ‘ The Wall Street Journal ‘. El ejecutivo considera que este es un paso necesario para que, finalmente, sea posible desarrollar la inteligencia artificial general . Esa que sería más lista que el humano más listo independientemente del campo al que se haga referencia. El plan parece complicado en principio. El ejecutivo tendría que convencer a inversores de todo tipo, además de a gobiernos de todo el mundo, para que sus planes fuesen viables.
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