El sistema de aire acondicionado de su automóvil consta de cinco partes principales: el compresor, el condensador, el acumulador (o receptor-secador), la válvula de expansión (o tubo de orificio) y el evaporador. Funciona en un circuito, comenzando con un fluido llamado refrigerante, que quizás conozcas como gas AC. El refrigerante, que en esta etapa es solo gas, es exprimido por el compresor (una bomba impulsada por el motor de su automóvil a través de una correa).
Esta acción de compresión calienta el refrigerante y lo presuriza. Después de salir del compresor, el gas caliente y presurizado pasa al condensador, que se encuentra en la parte delantera de su automóvil, cerca del radiador. A medida que el automóvil se mueve, el aire fluye sobre las bobinas del condensador, enfriando el refrigerante. Este proceso convierte el refrigerante de un gas caliente a un líquido más frío.
Antes de que el refrigerante pueda continuar, pasa a través de un filtro llamado acumulador (o receptor-secador en algunos sistemas). Esta parte elimina la humedad o la suciedad del refrigerante. Eliminar la humedad es importante porque el agua en el sistema podría congelarse y bloquear el flujo o causar daños.
Ahora, como líquido pero aún a alta presión, el refrigerante llega a la válvula de expansión (o tubo de orificio). Esta parte controla la cantidad de refrigerante que ingresa al evaporador. Reduce la presión del refrigerante, lo que hace que se enfríe aún más y vuelva a convertirse en gas.
Finalmente, el evaporador se pone a trabajar. Situado en el interior del salpicadero del coche, extrae el calor del aire del interior del vehículo, enfriándolo. Luego, un ventilador sopla este aire enfriado de regreso al automóvil.