Aunque los aspectos sigilosos son los que hacen que el B-2 Spirit se destaque inicialmente, lo que lo convierte realmente en uno de los mejores bombarderos furtivos de todos los tiempos son los avances que dio en su alcance y capacidad de transporte de municiones.
Como el B-2 fue desarrollado durante la época de la Guerra Fría, posee la capacidad de transportar inmensas cargas útiles, incluyendo armas nucleares. Capaz de transportar hasta 40.000 libras, el B-2 puede volar la asombrosa cantidad de 6.000 millas náuticas antes de repostar.
El B-2 utiliza cuatro motores General Electric F118-GE-100, que en última instancia generan 17,300 libras de empuje. Con un peso de 160.000 libras y una envergadura de 172 pies de largo, el bombardero puede alcanzar velocidades subsónicas y volar a una altura de 50.000 pies.
Como era de esperar, esta maravilla tecnológica es también el avión más caro jamás construido, con un costo de hasta 2.130 millones de dólares por B-2, según las estimaciones más recientes. Aunque el plan original era fabricar 132 bombarderos, el fin de la Guerra Fría llevó a la producción de sólo 20 en total, que continúan operando en la actualidad.