El seguimiento de calamares y otras criaturas marinas de cuerpo blando pronto será mucho más factible gracias a una nueva interfaz bioadhesiva. Se afirma que es mucho más suave que los métodos de fijación actuales, sin dejar de estar a la altura de la tarea.
Muy a menudo, cuando los científicos desean estudiar los movimientos, el hábitat y/o el comportamiento de un animal marino, montan un dispositivo de registro de datos en el cuerpo de esa criatura.
Utilizando varios sensores y otros dispositivos electrónicos, el dispositivo registra datos durante un período de días, semanas o incluso meses antes de desprenderse y flotar en la superficie. Luego transmite sus coordenadas GPS, lo que permite que los investigadores las recuperen.
En el caso de animales de piel gruesa o de cuerpo duro, como ballenas y tortugas marinas, el rastreador se puede fijar fácilmente mediante una ventosa, pegamento rígido o incluso suturas. Sin embargo, esta técnica de apego podría ser bastante dañina para criaturas de cuerpos frágiles como calamares, pulpos y medusas.
Ahí es donde entra en juego la nueva interfaz.
Se conoce como Interfaz Bioadhesiva para Sensores Marinos (BIMS) y está siendo desarrollado por un equipo de científicos del Institución Oceanográfica Woods Hole y el MIT.
La interfaz toma la forma de una fina capa de hidrogel biodegradable deshidratado, que se aplica a la parte inferior del rastreador. Cuando ese material entra en contacto con la piel húmeda del animal, absorbe el agua de mar y se rehidrata. Luego forma un adhesivo suave y flexible que se adhiere a la piel del animal y se adapta a sus contornos.
Es importante destacar que el proceso de adjuntar sólo toma 20 segundos. Por el contrario, otros métodos de marcado pueden tardar más de ocho minutos, lo que puede suponer un gran estrés para el animal capturado antes de su liberación.
La tecnología se ha probado con éxito en calamares (junto con rayas, platijas y langostas) tanto en una gran piscina de agua salada como en pruebas de campo realizadas cerca de las Islas Azores en Portugal. Se descubrió que la interfaz permaneció adherida a las criaturas durante hasta tres días antes de liberarse sin causar daño, y no pareció afectar su comportamiento básico.
«El BIMS nos permite detectar los animales y los océanos, por lo que podemos predecir mejor el impacto del cambio climático y otras preocupaciones que afectan el medio marino», dijo el científico asociado de Woods Hole, Aran Mooney, coautor de un Comunicaciones de la naturaleza artículo sobre el estudio.
Investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdullah de Arabia Saudita también han desarrollado su propio sistema de etiquetado, apto para criaturas delicadas, llamado Piel Marina.