Después de la Segunda Guerra Mundial, Francia, que había quedado devastada, necesitaba recuperar su economía y su población. Al tener recursos limitados mientras fabricaba un automóvil para personas con ingresos limitados, Citroën ideó el brillante 2CV. Los planes para este automóvil en realidad eran anteriores a la guerra, pero tuvieron que ocultarse a los nazis durante la ocupación, incluidas las herramientas y los prototipos. No fue hasta 1949 que se pudo producir el nuevo coche.
Gran parte del ingenio de este coche está ligado a su chasis y suspensión, y a la carrocería ligera y sencilla. El motor que impulsaba el diminuto automóvil era inicialmente un bicilíndrico horizontalmente opuesto refrigerado por aire de 375 cc que generaba solo 9 caballos de fuerza. Los primeros modelos presentaban un cable de arranque similar a los de las cortadoras de césped, pero pronto serían reemplazados por una versión eléctrica. El tamaño del motor y la potencia correspondiente aumentaron a lo largo de sus 42 años de producción hasta una unidad de 602 cc con hasta 33 caballos de fuerza.
Como fue construido para un automóvil muy asequible, el motor 2CV es increíblemente simple y requiere solo un puñado de piezas para ensamblarlo. También presenta diseños inteligentes para seguir siendo confiable. Las bujías disparan juntas en cada carrera de potencia y escape, eliminando la necesidad de un distribuidor, y el ventilador de refrigeración funciona directamente desde el cigüeñal. Las culatas y los cilindros fueron mecanizados con precisión para encajar sin junta, eliminando otro punto de falla. Si bien pueden aparecer algunos puntos problemáticos, incluido un enfriador de aceite obstruido, existen pocos problemas comunes con este motor.