Estas transmisiones no están limitadas por un número limitado de opciones de marchas diferentes como lo están las automáticas y manuales convencionales, y normalmente utilizan poleas para proporcionar marchas casi ilimitadas. Esto puede traducirse en un motor que nunca «desperdicia» energía y siempre funciona con una eficiencia óptima, lo que puede resultar en menores costos de funcionamiento. Además, una CVT no tiene tantas piezas complejas como una automática y, por lo tanto, su fabricación puede ser más económica. Los costes de mantenimiento, sin embargo, pueden ser más elevados, ya que una transmisión de este tipo es menos común y, por tanto, más especializada.
Una CVT funciona transportando par a las ruedas mediante la correa de acero que conecta las poleas. Sin embargo, existen otras variedades menos comunes, incluida la ECVT (una versión electrónica con caja de cambios planetaria) y la CVT toroidal, que gira, literalmente, alrededor de la acción de dos discos giratorios, los discos de entrada y salida. Entre ellos, conectan el eje de transmisión y el motor y, a través del poder de la fricción a medida que se mueven, entregan la fuerza donde es necesaria para mantener el vehículo en la marcha adecuada en respuesta a su movimiento. Además, este sistema da como resultado un funcionamiento silencioso, aunque ese mismo funcionamiento es muy físico por naturaleza y podría ser necesario un costoso servicio de reparación o reemplazo.
En 2022, Automoción Callahan informó que se puede esperar que una CVT dure alrededor de 100,000 millas, pero potencialmente puede alcanzar el doble con un uso cuidadoso. Los estilos y hábitos de conducción son otro aspecto crucial de la cuestión de si es manual o automático.