Los iconos de escritorio en Windows sirven como acceso directo para la ejecución de juegos, aplicaciones, archivos o prácticamente cualquier cosa que quieras colocar para tenerlos más a mano, sea un simple documento de texto o las herramientas internas del mismo sistema. Su uso está extendido y también los usamos en Linux, Android o cualquier sistema operativo gráfico.
Generalmente, colocamos los iconos de escritorio más usados, aunque su uso difiere mucho de un usuario a otro. Hay algunos escritorios que están completamente llenos y otros están más vacíos. Dependiendo del espacio disponible y la resolución de pantalla te puede interesar modificar su tamaño. Grandes para mejor localización o pequeños para mantener el escritorio más compacto.
Modificar el tamaño de los iconos de escritorio en Windows
En Windows se puede modificar de manera muy sencilla de la siguiente manera:
- Haz clic con el botón derecho en cualquier lugar del escritorio.
- En el menú contextual pincha sobre ‘Ver’ y ahí verás tres tamaños para elegir. Selecciona el que prefieras y todos los tamaños se ajustarán a ello.
¿Y si quiero un tamaño más personalizado?
Menos conocido que lo anterior es la manera de personalizar el tamaño a cualquier valor. Se puede hacer en el registro, pero se sale de estos tutoriales básicos. Sin embargo, sí hay una manera de dejarlo al gusto de casi cualquier usuario si los tres tamaños que ofrece por defecto el sistema no te convencen:
- Coloca el cursor del ratón en cualquier parte vacía del escritorio.
- Presiona y mantén la tecla ‘Control’ y mueve la rueda del ratón hacia arriba o hacia abajo.
- Ello variará el tamaño de los iconos en tramos más cortos y te permitirá una mejor personalización.
Además de los relativos al escritorio, Windows ofrece la posibilidad de variar el tamaño de los iconos en otras partes del sistema. Por ejemplo los situados en la barra de tareas:
También se pueden variar los de las aplicaciones como los del explorador de archivos. Hay muchas partes don de ajustar los iconos.
