En 1925, Ford reintrodujo el Modelo TT con una plataforma de carga instalada de fábrica, preparando el escenario para las camionetas modernas tal como las conocemos hoy. Presentaba un panel metálico plano con bisagras en el extremo trasero de la plataforma del vehículo que evitaría que la carga se cayera del camión. Como tenía bisagras, se podía abrir para cargar y descargar carga fácilmente. Este fue uno de los primeros portones traseros que vio la industria de las camionetas.
Luego, en 1948, Ford lanzó la icónica serie F. La plataforma de carga de la camioneta F-1 tenía paneles laterales y un portón trasero con bordes cónicos. El portón trasero también presentaba cadenas abatibles, de modo que podía abrirse 90 grados siempre que fuera necesario extender la plataforma de carga. 13 años después, Ford realizó dos mejoras más en las puertas traseras de la serie F de 1961: la adición de manijas de las puertas, pestillos de acción rápida y cables de soporte en lugar de cadenas.
Las puertas traseras en aquel entonces no servían de gran cosa. Los desplegarías, cargarías la carga y los cerrarías nuevamente. En el mejor de los casos, a lo largo de 40 años, habían tenido un rediseño estético con cambios menores en los mecanismos que les permitieron ser más fáciles de usar. Había llegado el momento de lograr un gran avance, y eso también de la mano de Ford.