El primer signo revelador de un motor de coche ahogado es el olor a gasolina que emana del compartimento del motor o del tubo de escape. Como las cámaras de combustión están llenas de gas, el exceso de combustible permanecerá dentro del motor y emitirá un fuerte gasolina olor. Si su automóvil se niega a arrancar y todo huele a gasolina al arrancar, lo más probable es que tenga el motor ahogado.
Además, si nota un zumbido inusual o el motor suena diferente al arrancar, es posible que el motor esté inundado de gasolina. Además, la inundación del motor podría hacer que el motor arranque más rápido de lo habitual. Todo esto podría indicar una relación de compresión más baja. Un motor ahogado hace que el aceite de los anillos del pistón se diluya o se «lave» y reduzca efectivamente la relación de compresión, una condición conocida como «lavado del orificio».
Por último, se produce una condición de no arranque cuando se trata de un motor ahogado. Su motor requiere una proporción específica de aire/combustible para arrancar y funcionar correctamente. Demasiado gas arruinará la proporción áurea. En algunos casos, el motor arranca y se apaga nuevamente.