Los satélites no tienen la capacidad de medir directamente la velocidad del viento, por lo que hacen estimaciones basadas en otras variables observables, utilizando instrumentos como un dispersómetro. Sí, esa es una palabra real. Según estas estimaciones indirectas, Oscar tenía vientos sostenidos de entre 48 mph y 63 mph (77 kph a 101 kph), lo que sigue estando muy por debajo del umbral de un huracán (74 mph, 119 kph).
El avión de la Fuerza Aérea encontró vientos sostenidos, en un área pequeña, sin duda, de 85 mph (137 kph). De ahí el huracán Óscar.
¿Cómo sucedió esto?
El desarrollo de Oscar sorprendió a los pronosticadores. Hasta el viernes, sólo había una modesta indicación a partir de imágenes satelitales de que algo se formaría; y ninguno de los principales modelos globales indicaba desarrollo de ningún tipo. Se pensaba que el área de baja presión sería inundada por la cizalladura vertical del viento este fin de semana a medida que se acercara a Cuba.
Sin embargo, el pequeño tamaño de Oscar frustró esas expectativas. Los modelos meteorológicos luchan con el desarrollo de huracanes pequeños, y esto se debe en gran medida a que la microfísica de las tormentas más pequeñas ocurre por debajo de la resolución de estos modelos. Además, los huracanes pequeños se organizan mucho más rápida y eficientemente.
En otras palabras, las tormentas pequeñas pueden provocar cambios rápidos más fácilmente. Que es lo que pasó con Óscar. La tormenta traerá fuertes lluvias y vientos a la mitad oriental de Cuba el domingo antes de elevarse hacia el noreste, y traerá lluvias y algunas marejadas ciclónicas a las Bahamas a principios de la próxima semana.