Un acuerdo inusual que involucra a la NASA, la agencia espacial rusa y un intermediario comercial verá a un astronauta estadounidense volar a la Estación Espacial Internacional (EEI) en un intercambio sin pago involucrado destinado a preservar una tradición que se remonta a más de 20 años.
La NASA normalmente paga alrededor de 90,25 millones de dólares por un asiento a bordo de una nave espacial rusa Soyuz, pero la agencia se está volviendo cada vez más reacia a entregar estas grandes sumas de dinero ahora que su programa de tripulación comercial está oficialmente en marcha. Dicho esto, la NASA pagó esa tarifa exorbitante en octubre pasado para transportar a la astronauta estadounidense Kate Rubins a la estación espacial, en lo que se especuló que sería la última vez que los contribuyentes estadounidenses pagarían a Rusia por viajes al espacio.
Una vez más, la NASA necesita enviar un astronauta al espacio para “garantizar que la agencia mantenga su compromiso de operaciones seguras a través de una presencia estadounidense continua a bordo de la Estación Espacial Internacional, hasta que las capacidades comerciales de viajes tripulados estén disponibles de forma rutinaria”, según explica la agencia espacial.
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Desde noviembre de 2000, la EEI ha acogido al menos a un estadounidense y un ruso al mismo tiempo. Sin querer romper esa tradición y evitar pagarle a Roscosmos su tarifa de vuelo habitual, la NASA ha llegado a un acuerdo especial con la agencia espacial rusa y Axiom Space, una empresa comercial con sede en Houston, Texas.
Según el nuevo acuerdo, el astronauta de la NASA Mark Vande Hei se unirá a la misión Soyuz MS-18, cuyo lanzamiento está programado para el 9 de abril desde el cosmódromo de Baikonur en Kazajistán. Vande Hei, junto con los cosmonautas rusos Oleg Novitskiy y Pyotr Dubrov se unirán a la tripulación de la Expedición 64/65 a bordo de la EEI. A cambio de esto, Axiom Space devolverá el favor proporcionando un asiento para un cosmonauta ruso en algún momento de 2023.
La tripulación actual de la EEI regresará a la Tierra en abril y mayo, y la misión SpaceX Crew-2 está programada para el 22 de abril. Al lanzar Vande Hei un poco antes, la NASA “asegurará una presencia continua en la estación si el lanzamiento de la Crew-2 se retrasa, o en el caso de que ocurra un evento mientras la Crew-2 está en órbita que requiere un regreso prematuro”, según la agencia espacial.
La NASA ha necesitado que Rusia envíe a sus astronautas al espacio desde que el Transbordador Espacial se retiró en 2011. El programa de viajes tripulados comerciales de la agencia busca recuperar esta capacidad. SpaceX, con su CrewDragon, ya ha cumplido, pero el Starliner de Boeing está lamentablemente retrasado y plagado de problemas.
Se suponía que la Soyuz MS-18 era un misión tripulada solo por rusos. Esta solicitud tardía y el acuerdo resultante significaron una interrupción de la misión rusa, lo que tuvo como consecuencia que el cosmonauta ruso Sergey Korsakov quedara fuera de la misión.
“El cambio de composición de la tripulación se produjo como resultado de una solicitud sincera del lado estadounidense”, según Roscosmos. “La NASA expresó su solicitud a fines de 2020, lo que significa que la parte rusa tuvo que cambiar el programa de lanzamiento ya confirmado y aprobado”. A lo que la agencia agregó: “Roscosmos ha tomado esta decisión confirmando su adhesión a los acuerdos conjuntos y el espíritu de uso conjunto de la Estación Espacial Internacional”.
En febrero, la NASA anunció públicamente su deseo de subirse a bordo de la misión rusa y proporcionar “servicios similares a cambio” en lugar de enviar su transferencia bancaria habitual a Roscosmos.
Que algo así estuviera en proceso no es una gran sorpresa, ya que las fotos de entrenamiento de Novitsky y Dubrov los mostraban usando un parche de misión con el nombre de Vande Hei, como informó Space Policy Online. La astronauta de la NASA Anne McClain reemplazará posteriormente al cosmonauta Dmitry Petelin como respaldo en caso de que Vande Hei no pueda unirse a la MS-18 por cualquier motivo.
Como se señaló, el acuerdo se realiza a través de un intermediario, Axiom Space. La compañía privada estadounidense está construyendo actualmente un módulo de tripulación para la EEI, con planes para eventualmente lanzar astronautas privados al espacio. Los detalles del acuerdo de la compañía con la NASA y Roscosmos no han sido revelado.
Al igual que Roscosmos, se espera que Axiom organice el transporte a la EEI y el regreso a la Tierra, y que brinde servicios críticos de apoyo a la misión, como capacitación, preparación para el lanzamiento, operaciones de vuelo y servicios de rescate en el aterrizaje. Dado que se determinó que estos servicios eran de “valor comparable para ambas partes”, el contrato “no contiene intercambio de fondos monetarios”, según la NASA. Axiom probablemente usará una nave Crew Dragon de SpaceX para la misión en 2023 (la compañía firmó recientemente un acuerdo con SpaceX para cuatro lanzamientos en 2022).
Es cierto que esta es una situación extraña, con la NASA obteniendo un asiento en la nave Soyuz a través de un intermediario, y el anuncio llegando a tan poco tiempo antes del lanzamiento. La NASA no quiere pagarle a Roscosmos por este servicio, pero la agencia espacial claramente no está dispuesta a depender exclusivamente de un único socio privado. Dado todo esto, la disposición inusual probablemente no sea indicativa de cómo se verán las cosas en el futuro. De hecho, Rusia no tiene ningún incentivo real para enviar astronautas estadounidenses a cero costo, incluso si eso significa un viaje “gratis” a bordo de un vehículo estadounidense.
En cuanto a la próxima misión MS-18, la tripulación reemplazará a la astronauta estadounidense Kate Rubins y a dos cosmonautas rusos. Vande Hei pasará seis meses a bordo de la EEI, donde realizará experimentos sobre sistemas de raíces de algodón, la enfermedad de Alzheimer y una demostración tecnológica de un dispositivo de ultrasonido portátil, además de contribuir a nuestra comprensión de cómo las condiciones de microgravedad a largo plazo afectan el cuerpo humano. Vande Hei no es ajeno al espacio, ya que pasó 168 días en órbita como parte de la tripulación de la Expedición 53/54, a la que asistió desde septiembre de 2017 hasta febrero de 2018.