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El cargador único empezó a convertirse en una realidad hace ya algún tiempo. La normativa que lo hace obligatorio en Europa se aprobó hace más de dos años, y desde entonces hemos visto cómo los fabricantes han ido adaptándose… sí, incluso Apple, en septiembre de 2023 con los iPhone 15, pese a haberse mostrado en contra durante años. Ahora, con la entrada en vigor definitiva en España a solo dos días, estamos a punto de cerrar una etapa en la que la variedad de conectores y cargadores no solo complicaba la vida de los usuarios, sino que también generaba un impacto ambiental significativo.
La regulación, que hará del USB-C el estándar obligatorio para cargadores de dispositivos electrónicos completará la moratoria concedida a los fabricantes dentro de solo dos días, el próximo sábado 28 de diciembre. Hablamos, claro, de la transposición de la norma jurídica europea al marco legal español. Esto significa que todos los nuevos móviles, tabletas, cámaras digitales y otros pequeños dispositivos electrónicos vendidos a partir de esa fecha deberán contar con un puerto de carga USB-C. Esta medida no solo busca facilitar el día a día de los usuarios, también apunta a reducir los residuos electrónicos al eliminar la necesidad de tener múltiples cargadores incompatibles.
Aunque la transición al USB-C ya es casi una realidad en dispositivos de gama media y alta, el impacto será mayor en los llamados feature phones, teléfonos básicos que todavía recurren al conector micro-USB. Este segmento, dirigido principalmente a usuarios que priorizan la simplicidad o a mercados emergentes, tendrá que adaptarse a la nueva normativa. Sin embargo, es previsible que algunos fabricantes opten por mantener este conector para modelos específicos destinados a mercados fuera de la Unión Europea.
Otro cambio significativo es la extensión de esta obligación a los ordenadores portátiles, que deberán incorporar USB-C como estándar de carga a partir de abril de 2026. Esta decisión, además de unificar la experiencia de los consumidores, marca un paso importante hacia la sostenibilidad, ya que fomenta la reutilización de cargadores y disminuye el impacto ambiental asociado a la fabricación de accesorios exclusivos para cada dispositivo.
Desde su aprobación en octubre de 2022, la normativa ha enfrentado tanto elogios como críticas. Por un lado, se celebra la comodidad que supondrá unificar el estándar de carga, mientras que algunos fabricantes (una minoría, afortunadamente) han señalado los desafíos técnicos y económicos que supone adaptar ciertos dispositivos. A pesar de ello, la mayoría de las grandes marcas, con Apple a la cabeza, ya han dado el salto, integrando el USB-C en sus lanzamientos más recientes, lo que deja claro que el cargador único ha llegado para quedarse.
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