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En resumen: La teoría más aceptada sobre la extinción de los dinosaurios no aviares hace 66 millones de años es la de un impacto masivo. Los científicos siguen descubriendo más pruebas que apoyan esta hipótesis a pesar de la aparición de otras teorías. Los hallazgos recientes han llevado a los investigadores a especular sobre la composición y el origen del objeto impactante.
Un reciente publicado El estudio ha arrojado más luz sobre el cataclismo que puso fin a la era de los dinosaurios. Los datos de la investigación también pueden ayudar a los científicos a aprender más sobre otros objetos que chocan con la Tierra y de dónde provienen.
Las mediciones de isótopos de rutenio en sedimentos de la época de la extinción sugieren que el planeta fue impactado por un asteroide compuesto principalmente de carbono. Además, es probable que el asteroide se haya formado más allá de la órbita de Júpiter, en las regiones exteriores del sistema solar.
Estos hallazgos probablemente desacreditan una teoría alternativa de que surgió Hace tres años se especuló que un fragmento de un cometa, compuesto principalmente de hielo, estaba detrás del impacto. El artículo que acompañaba al estudio proponía que la gravedad de Júpiter sacó un cometa de la nube de Oort (una región dispersa de objetos pequeños en el borde exterior del sistema solar) que el Sol rompió en pedazos, arrojando uno hacia la Tierra.
El nuevo estudio reafirma la teoría de los asteroides, pero los investigadores no se detuvieron allí. También analizaron material de varios otros impactos ocurridos en varios puntos de la historia geológica de la Tierra, algunos de los más antiguos hace más de tres mil millones de años.
Los datos de los asteroides más antiguos, que cayeron cuando la Tierra aún se estaba formando, indican una composición y un origen similares a los de la roca que mató a los dinosaurios. Sin embargo, los asteroides más jóvenes son silíceos y probablemente se formaron en el sistema solar interior, más cerca de la Tierra y del Sol.
Los científicos Walter y Luis Álvarez propusieron la teoría del impacto a principios de los años 1980, y finalmente la vincularon con un cráter de 180 kilómetros de ancho cerca de Chicxulub, en la península de Yucatán, en el sur de México. Las capas de suelo de todo el planeta que muestran la aparición abrupta de elementos exóticos también indican un registro de un evento cataclísmico repentino que marcó el límite entre las eras Cretácica y Paleógena.
Los investigadores creen que el asteroide tenía unos diez kilómetros de ancho y provocó tormentas de polvo globales que bloquearon el sol durante meses o años, matando plantas verdes en todo el mundo. El impacto provocó la extinción de más del 70 por ciento de la vida en la Tierra, incluidos todos los dinosaurios, excepto los que evolucionaron hasta convertirse en aves modernas.
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