Después de casi tres meses sembrando la destrucción con lava, cenizas y temblores de tierra, el volcán de Cumbre Vieja en la Palma ha guardado silencio. Los expertos han certificado el fin de la erupción justo el día de Navidad, un regalo largamente esperado que no borra los 85 días de desastre que ha causado.
En realidad, la actividad visible del Cumbre Vieja cesó hace ya diez días, lo que avivó la esperanza de los habitantes de la isla de que realmente hubiera cesado la que ya se ha convertido en la erupción más larga de los últimos 375 años. Los científicos, sin embargo, advirtieron que no podían certificar el fin de la actividad volcánica hasta que esta no se detuviera precisamente durante diez días. Ese momento llegó a las 3 de la tarde (hora local) del sábado 25, momento en el que al Instituto Geográfico Nacional emitió la confirmación oficial.
El último capítulo de esta erupción ya se ha escrito. La actividad del Cumbre Vieja comenzó el pasado 19 de septiembre y terminó el 13 de diciembre. Su duración oficial ha sido de 85 días y 8 horas. “Lo que quiero decir hoy se resume en cuatro palabras: La erupción ha terminado,” explicaba Julio Pérez, jefe de seguridad regional de las Islas Canarias a la agencia Reuters.
Lamentablemente, los científicos del Instituto Geográfico Nacional alertan de que el fin de la erupción no supone el fin del peligro asociado a esta. Aún quedan ríos de lava a muy altas temperaturas y gases volcánicos en ciertas áreas, razón por la cual las autoridades aún no han decretado el fin del estado de emergencia. María José Blanco, directora del Instituto Geográfico Nacional, explicaba precisamente que los indicadores sugieren que el Cumbre Vieja se ha quedado sin energía, pero no descartan una futura reactivación.
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Aunque el fin de la erupción ha sido bienvenido por los habitantes de la Palma, aún queda un inmenso trabajo por hacer para recuperar la isla. El volcán ha cubierto de lava 1.218 hectáreas de las que 370 eran cultivos. Además ha destruido 1.676 edificios y enterrado 73,8 kilómetros de autopistas.
En los últimos tres meses más de 7.000 personas han tenido que ser evacuadas de la isla. De esos 2.300 evacuados, 2.300 se han visto afectados directamente por la erupción y ahora mismo viven en un hotel porque sus hogares han sido destruidos. En otros vecindarios hay gente viviendo en caravanas o tiendas de campaña.
El Gobierno central se ha comprometido a enviar 400 millones de euros para ayudar en la reconstrucción de La Palma. Por su parte, las autoridades locales se afanan en asegurar las zonas que siguen siendo peligrosas y restaurar los servicios esenciales antes de permitir a los residentes regresar a sus hogares. No será un proceso rápido. Rubén Fernández, director interno del plan de Emergencia contra Volcanes de las Islas Canarias aseguró a El País que el fin de la erupción es solo el primer paso en la vuelta a la normalidad.