La NASA lleva nada menos que cuatro décadas tomándole la temperatura a Júpiter. Era de esperar que esa abnegación acabara dando algún resultado. Los datos de ese período han revelado un comportamiento inesperado en el clima del gigante gaseoso a medida que pasa el tiempo.
La agencia explica que la troposfera de Júpiter (la región más baja de la atmósfera del planeta) es, en cierto sentido, parecida a la de la Tierra porque es la franja donde tiene lugar los cambios a los que nos referimos genéricamente como clima. Para observar esas alteraciones, los científicos estudian el brillo infrarrojo del planeta, que muestra las áreas más calientes en tonos más brillantes. Probablemente no es tan espectacular como la reciente fotografía de volcanes activos en Io, pero el estudio de la troposfera de Júpiter comenzó en 1978 y se prolongó durante 40 años. Es un dato importante porque los anteriores estudios siempre han sido más cortos y normalmente no cubrían el período de 12 años que constituye una vuelta completa de Júpiter al Sol. El nuevo estudio, que acaba de publicarse en Nature Astronomy, ha permitido eliminar de la ecuación cualquier posible cambio asociado a las estaciones.
“Medir los cambios de estas temperaturas y conectar causa y efecto en la atmósfera a lo largo del tiempo es un paso adelante necesario hacia una auténtica previsión meteorológica en Júpiter”, explica Leigh Fletcher, coautor del estudio en un comunicado de prensa de la NASA. “La gran pregunta es si en el futuro podremos extender ese conocimiento a otros planetas para detectar anomalías y cambios similares”. Fletcher es profesor de ciencias planetarias en la Universidad de Leicester.
Uno de los hallazgos clave del equipo ha sido que las temperaturas en las latitudes medias de Júpiter siguen un patrón estable de calentamiento y enfriamiento, pero todo indica que estas variaciones no se deban a las estaciones. A diferencia de la Tierra, que tiene estaciones bien definidas debido a su inclinación axial de 23,5 grados, Júpiter tiende a carecer de estacionalidad, ya que su eje solo está inclinado unos 3 grados.
Los investigadores también observaron una extraña relación entre la temperatura de áreas a miles de millas de distancia: cuando un conjunto de latitudes en el hemisferio norte de Júpiter se calentaba, la parte opuesta del hemisferio sur de Júpiter se enfriaba. Glenn Orton, autor principal del estudio y científico investigador principal del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, calificó este resultado como “el más sorprendente de todos” en un comunicado de la NASA.
“Encontramos una conexión entre cómo variaban las temperaturas en latitudes muy distantes”, dijo Orton. “Es similar a un fenómeno que vemos en la Tierra, donde los patrones meteorológicos y climáticos en una región pueden tener una influencia notable en el clima en otros lugares, con patrones de variabilidad aparentemente conectados a distancia a través de vastas distancias a través de la atmósfera”.
El próximo paso para los investigadores es descubrir los mecanismos detrás de estas misteriosas fluctuaciones. “Hemos resuelto una parte del rompecabezas ahora, que es cómo la atmósfera muestra estos ciclos naturales”, dijo Leigh Fletcher. “Para comprender qué impulsa estos patrones y por qué ocurren en estas escalas de tiempo particulares, debemos explorar tanto por encima como por debajo de las capas nubladas”.