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¿Significa esto que, en este contexto, cree que la colaboración, tanto pública como privada, es clave?
Ninguna agencia, país o empresa puede por sí sola combatir el cibercrimen internacional de forma aislada. Se necesita un esfuerzo de equipo, y esto requiere colaboración entre las fuerzas del orden y el sector privado. También necesitamos reunir a los formuladores de políticas y estrategas para que todos se sienten a la mesa para resolver este problema. No existe una estrategia única para combatir el delito cibernético, por lo que es esencial utilizar los poderes colectivos y considerar cómo vemos el delito cibernético y cómo podemos, con nuestras autoridades y habilidades, hacer que sea más difícil para los «malos» acto. Las asociaciones son el núcleo de lo que hace Interpol. Por ejemplo, tenemos un acuerdo llamado Gateway con socios que nos brindan información que luego podemos compartir con las autoridades.
Por otro lado, decía que tenemos 196 países en la agencia. Somos conscientes de que no podemos combatir esta situación por separado, ni todos a la vez, porque hay muchas diferencias. Por eso hemos decidido optar por un enfoque regional. Estoy en Singapur, que es donde se encuentra la unidad que dirijo. Aquí tenemos dos grupos operativos, uno para África y otro para Asia y el Pacífico Sur. Luego tenemos oficiales de servicio en esas regiones; y, varias veces al año, realizamos operativos en los que brindamos información de inteligencia y realizamos una especie de ‘ola’ en la que perseguimos un tipo de delito concreto. Así es como estamos teniendo éxito. Por lo colectivo. Queremos extender este enfoque a Oriente Medio y el Norte de África, y a América del Sur y, con el tiempo, llegar a todo el mundo.
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