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Cómo impresionar a los invitados a una cena con un vino barato

Cómo impresionar a los invitados a una cena con un vino barato


Ilustración para el artículo titulado

Imagen: Edibledc Squarespace (Other)

¿Puede un vino “barato” convertirse en toda una experiencia agradable en una cena? La respuesta corta es sí. Si quieres impresionar a los invitados en la cena con un vino caro que no puedes pagar, simplemente miente sobre el precio de esa botella de oferta que acabaste comprando.

Este es el resumen que ha salido de una investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad de Basilea en Suiza, y es que el vino barato se percibe como mejor cuando nos dicen que es caro.

La idea no es nueva e incluso existen hechos para corroborarlo. Por ejemplo, en el año 2002 uno de los restaurantes más prestigiosos de Nueva York sirvió a varios ejecutivos de Wall Street su botella de vino más cara: un Mouton Rothschild de 1989 de 2.000 dólares. Los comensales elogiaron el vino nada más probarlo, sin embargo, resultó que el grupo había recibido accidentalmente la botella de vino más barata del menú, un Pinot noir valorado en 18 dólares.

Volviendo al estudio realizado, el experimento se llevó a cabo durante un evento público en la Universidad de Basilea en Suiza. Para entretener a los visitantes, el departamento de psicología contribuyó amablemente con una cata de vinos de unos 15 minutos a 140 personas. Para cada degustación, a los participantes se les dio su propia mesa y se les dijo que no se comunicaran con otras personas del evento, de esa manera sus opiniones sobre el vino no se verían influenciadas.

Vinos que formaron parte del experimento

Vinos que formaron parte del experimento
Imagen: Food Quality and Preference

Luego se colocaron seis vasos pequeños de vino en cada mesa, y se les pidió a los visitantes que probaran todos y cada uno de los vasos en una secuencia específica completamente aleatoria para cada individuo. Después de cada sorbo, se les pidió que aclararan el paladar con un poco de agua y calificaran el vino según su intensidad y agrado.

Se trataba de tres vinos tintos italianos, cuyo precio oscilaba entre los 8 y los 50 euros, aunque los precios estaban marcados de forma incorrecta para engañar. Cuando al vino más barato se le dio un precio alto, se consideró el más agradable de los tres, con un rendimiento un 20 por ciento mejor en la prueba de sabor.

Sin embargo, la ‘intensidad del sabor’ no se distorsionó debido a un precio incorrecto, lo que sugiere que el agrado de una botella de vino excepcional no se puede ocultar.

Como explican los investigadores, “en el vino puede estar la verdad, pero tu experiencia subjetiva también puede estar en el precio”. Dicho de otra forma, las etiquetas de precio pueden ser poderosas herramientas de marketing cuando se trata de vender vino más barato y “económico”, sugieren los investigadores.

Ilustración para el artículo titulado

Imagen: Food Quality and Preference

Más allá del puro disfrute, este estudio es el primero en evaluar la intensidad percibida de las catas a ciegas en un entorno del mundo real (no con profesionales), y sugiere que la mayoría de los bebedores de vino pueden determinar algo diferente sobre el vino más caro; aunquesimplemente no disfrutan de esa diferencia demasiado.

Unos resultados que coinciden con estudios previos, que han encontrado que la manipulación de los precios del vino en realidad puede cambiar su sabor agradable, mientras que la intensidad del vino se mantiene relativamente consistente con su precio.

En 2008 se utilizó resonancia magnética funcional para escanear a participantes mientras probaban vinos que estaban etiquetados mal para engañar. Cuando se incrementó el precio de un vino, los participantes supuestamente disfrutaron más del sabor, mientras que las calificaciones de intensidad permanecieron iguales. En 2017 se confirmaron los resultados con una investigación de seguimiento que demostró que aumentar el precio del producto volvió a mejorar los informes subjetivos de sabor sin cambiar su intensidad percibida.

Esto ocurre porque el sistema de recompensa y motivación se activa de manera más significativa con precios más altos y aparentemente aumenta la experiencia de sabor de esta manera”, explicó el economista conductual Bernd Weber de la Universidad de Bonn en 2017. [Food Quality and Preference, Science Alert]



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